La rodilla es una articulación del miembro inferior que nos ayuda a dar estabilidad al cuerpo y al desarrollo de la marcha en sus diferentes etapas. Al ser una articulación que está a expensas del peso del cuerpo es propensa a sufrir múltiples lesiones al momento de ponerse de pie, arrodillarse, saltar o darse la vuelta. Los componentes de las rodillas son: huesos, ligamentos, cartílago, tendones y líquidos que están expuestos a sufrir lesiones ya sea de origen traumático o no traumático como los que incluyen:
Lesiones Meniscales
Los meniscos son los amortiguadores de la rodilla que sufren constantes lesiones sobre todo después de realizar un giro de la rodilla con el pie fijo en el suelo. El tratamiento puede realizarse mediante artroscopia.
Lesiones de Ligamentos
Los ligamentos cruzados tanto anterior como posterior pueden sufrir diferentes lesiones al realizar un movimiento rotativo brusco de la rodilla. Los ligamentos colaterales sufren alteración después de que una fuerza externa se apoya sobre la parte interna o externa de la rodilla. El tratamiento va desde toma de medicamentos junto a inmovilización hasta la cirugía.
Lesiones del cartílago y líquidos
después de un trauma en la rodilla, esta se inflama como medio de protección de la articulación. Al mismo tiempo puede producir lesiones o desgastes del cartílago “que es el protector del hueso a nivel articular”, provocando dolor crónico y desgaste prematuro de la articulación. El tratamiento va desde fortalecimiento muscular hasta la cirugía en lesiones graves.
Lesiones de tendones y músculos
Se debe al uso excesivo de la musculatura que provoca diferentes trastornos como tendinitis, desgarros fibrilares, desgarros musculares totales. Por lo general el tratamiento se centra en el reposo y el uso de analgésicos. Fracturas: las lesiones óseas que se producen por traumas directos como caídas o accidentes de tránsito son por lo general graves que necesitan ser resueltas quirúrgicamente en la mayoría de los casos.